La discípula de Jesús: regresión QHHT (método Dolores Cannon)

El otro día acompañé a mi querida amiga Lucía en una sesión de hipnosis QHHT (Dolores Cannon) que aún me tiene el corazón conmovido. Fue una historia profunda que el alma nos mostró al revés.

Lucía llegó a un lugar de calles antiguas, casas blancas sin suelo ni aceras. “Parece Jerusalén”, dijo. Vestía una túnica de rafia clara, sandalias de cuero… y algo más importante: un profundo sentimiento de pertenencia. Estaba en su hogar. No uno físico, sino espiritual. Formaba parte de una comunidad de discípulos de Jesús. Vivían como nómadas, en tiendas sencillas, viajando por pueblos y acompañando a los que sufrían. Personas unidas por el propósito de llevar consuelo, palabra, fe. Eran discípulos de Jesús.

“Hablo con personas que sufren. Les doy tranquilidad.”
“Siento que sostengo la energía del grupo.”
“Jesús está con nosotros. Es amor.”

El alma de Lucía recordaba una vida de propósito. De entrega.
Pero en la hipnosis QHHT, los recuerdos no siempre siguen un orden lógico.
Y de pronto, la escena cambió.

De pronto, Lucía estaba al borde de un barranco.
Tenía 26 años. Estaba sola. Rota. Harta.

“Me toman por loca. Soy vidente.”
“A veces me pegan. Quiero acabar con todo.”

Y justo antes de saltar, Jesús apareció.
No habló. Solo con su presencia, Lucía sintió paz. Y entonces, lo siguió.

Fue así como empezó su camino como discípula.
Pero había más por recordar.

En la siguiente escena de la regresión, la vimos aún más atrás.
Tenía solo 7 años.
Vivía con su padre y hermanos en una tienda humilde, en medio del desierto.

Una noche, despertó con un mal presentimiento. Su padre la tranquilizó cantándola para que se durmiera… pero enseguida llegaron soldados.

“Mi padre me dijo que corriera. Lo mataron.”
“Cuando volví, toda mi familia había muerto.”

Esa niña huyó sola, escondida, con miedo.
Se refugió en un callejón de un pueblo ruidoso.
Dormía con un hatillo en el regazo, temblando.
Y fue ahí donde sembró la herida que marcaría toda su vida.

“¿Cómo voy a salir adelante?”
“Echo de menos a papá.”
“No quiero que nadie me vea.”

Y entonces lo comprendimos.
La historia que habíamos visto se tejía hacia atrás.
Desde la luz… hasta el origen del dolor.
Desde su propósito… hasta la herida más profunda.
Como si el alma necesitara recordar de dónde viene para entender por qué eligió ese camino.

En este caso, el Subconsciente o Yo Superior lo dejó claro:

“Eligió ver esta vida porque ya tiene un propósito: aprender para enseñar.”
“Está integrando el perdón, el amor y la compasión.”
“Desde ahí puede empezar su misión.”

Y su misión es ayudar a otros con la palabra, con el ejemplo, con el corazón…

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A través de la hipnosis cuántica QHHT, puedes reconectar con tu propósito.
Recordar quién fuiste… para entender quién eres. Y sanar desde la raíz, desde una capa super profunda.

Con amor,
Gabi

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